miércoles, 16 de diciembre de 2009

La duquesa de Alba de blanco, de Goya. Por Lupe

El día 11 de Noviembre, como ya debeis saber todos los seguidores habituales de este blog, asistimos a Sevilla, para ver la colección de cuadros de la Casa de Alba.

El cuadro que más me llamó la atención y sobre el que voy a trabajar es: La Duquesa de Alba, de blanco en 1795.

Es un cuadro, que lo pintó Francisco de Goya, que era un pintor y grabador español que nació en Zaragoza el 30 de Marzo de 1746 y murió en Francia (Burdeos) el 15 de Abril de 1828. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que se inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX. Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde trabaja con el incipiente neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid. En 1793 tiene una grave enfermedad que le lleva a acercarse a una pintura más creativa y original, que expresa temáticas menos amables que los modelos que habían pintado para la decoración de los palacios reales.

Su obra de mayor popularidad es la Maja desnuda, en parte favorecida por la polémica generada en torno a la identidan de la bella retratada. De comienzos del siglo XIX datan también otros retratos que emprenden el camino hacia el nuevo arte burgués. Al final del conflicto hispano-francés pinta dos grandes cuadros a propósito de los sucesos del levantamiento del dos de mayo de 1808. Pero su obra más culminante es la serie de pinturas al óleo sobre el muro seco con que decoró su casa de campo, las pinturas negras. En ellas Goya anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de la vanguardia que marcarían el siglo XX.

En cuanto al cuadro de La duquesa de Alba de blanco (1795), hay que decir que es un retrato femenino. Es un óleo sobre tela. El lienzo está dedicado a la duquesa. El perrito que le acompaña se añadió a última hora, estando ya el cuadro terminado y con la inscripción realizada.

Desde 1794 acude al palacio de los duques de Alba en Madrid para hacer el retrato de ambos. Pinta también algunos cuadros de gabinete con escenas de su vida cotidiana, como La Duquesa de Alba y la Beata.


La figura de la duquesa centra toda la atención del observador. Unos pendientres de oro, la banda de seda roja ciñiendo la cintura, un brazalete con las iniciales S y T (Silva y Toledo, que eran sus apellidos) y el collar de doble coral son los lujosos pero discretos detalles que completan su atuendo. La mano derecha de la protagonista, que señala directamente al suelo, donde se puede ver la firma del autor. El retrato lo ideó para ser expuesto junto al Duque de Alba.

Como podemos ver en esta imagen, es un cuadro en el que destaca mucho los colores blanco y rojo. Cuánto más te alejas, mejor se ve el cuadro, ya que aumenta de manera notable la sensación de profundidad, captándose con mayor claridad el pequeño pueblo que se muestra al fondo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias, me sirvió para realizar un análisis. Saludos

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